Esposo nunca soñado
El Evangelio de hoy – lunes de la segunda
semana del tiempo ordinario es Mc 2,18-22, que tiene sus paralelos en Mt
9,14-17 y Lc 5,33-39. La frase central es esta: ¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está
con ellos? (v. 19).
El exegeta se interroga: ¿Es posible que Jesús
hablara con este lenguaje? Porque esto va más allá de una simple comparación
utilizando la imagen de unas nupcias. Marcos insiste reiterando el sentido en
el mismo versículo: Mientras el esposo
está con ellos, no pueden ayunar.
Jesús no es comporta como un esposo. Jesús
mismo es el esposo. ¿De quién? De la comunidad mesiánica que se está
inaugurando. El Esposo, como, según los profetas, comenzando pro Oseas, Dios era
el esposo de Israel.
Nada extraño que en el Evangelio de Juan
la imagen pase a labios del Bautista: “Yo no soy el Mesías, sino que he sido
enviado delante de él”. El que tiene la esposa es el esposo; en cambio, el
amigo del esposo, que asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo; pues
esta alegría mía está colmada. Él tiene que crecer, y yo tengo que menguar” (Jn
3,28-30).
Acaso estamos en los hontanares de la
cristología: Jesús esposo de la Comunidad mesiánica de Israel…, Jesús, por una
contemporaneidad sacramental, esposo mío.
Podemos cantarle en el momento íntimo de
la comunión.
1. Esposo nunca soñado,
Esposo Jesús Mesías,
que otro igual jamás será,
ni nadie lo encontraría.
2. Esposo de intimidad,
amor nuevo cada día,
caricia para mis sienes,
junto a mí Sabiduría.
3. Soy esposo prometido
para ti, mi prometida,
y mis cartas te enviaba
escritas en Profecía.
4. Esposo que un día
dijo:
Yo soy tuyo, tú eres mía;
Amistad es la alianza
que en mi sangre fue
cumplida.
5. Prohibido era el
ayuno,
cuando la boda se hacía,
que otro mundo, que otra
casa
en estas nupcias nacían.
6. Esposo de nueva Eva,
como ella lo merecía,
nuevos odres, nuevo vino
en la mesa se servía.
7. Mi Jesús contemporáneo,
real en la Eucaristía,
eres mi hoy y mi pálpito,
carta de amor que me
envías.
8. Eres palabra en
silencio,
oída en todas mis fibras:
ya me callo, ya me callo…
y te escucho en tu
vigilia. Amén.
Guadalajara,
15 enero 2017 (lunes de la segunda semana del tiempo ordinario).
Señor del
Sábado
Parar
orar en la comunión con el Evangelio del día
Martes,
II semana, Mc 2,23-28
El episodio de las espigas arrancadas en
sábado (Marcos / Mateo / Lucas), espigas que son comidas (Mt), frotándolas (Lc,
es decir, como “moliéndolas”) hay una frase final que suena como un estampido:
El Hijo del hombre es Señor del Sábado. ¿Quién puede ser Señor del Sábado, sino
quien ha creado el Sábado como corona de la creación y morada de Dios mismo? “Así
quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo. Y habiendo
concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda
la obra que había hecho. Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en
él descansó de toda la obra que Dios había hecho cuando creó” (Gen 2,1-3).
Si Jesús es Señor del Sábado – y no hijo
del Sábado, siervo del Sábado… - Jesús no se atribuye simplemente una
magisterio moral, sino una categoría divina. Estamos, de nuevo, en los
hontanares de la cristología.
A este Jesús de la historia, Hijo del
Hombre, Señor del Sábado, que es más que el templo (Mt 12,6), “más que Jonás”
(Mt 12,41), “más que Salomón” (Mt 12,42), a este Jesús es a quien recibimos en
la Sagrada Comunión.
1. Te dices Señor del
Sábado,
Señor de la Biblia
entera,
de David, el elegido,
y de su gente guerrera.
2. Mayor que el rey
Salomón,
mayor que Jonás profeta,
no hay en las páginas
santas
quien comparársele pueda,
3. De mi corazón Señor,
Dueño de la tierra
entera,
mi Dueño y mi libertad
y mi Pascua venidera.
4. Unigénito del Padre,
sandalias de nuestras
sendas,
y ahora más dentro de mí
con tu divina presencia.
5. Rendido el tiempo a
tus pies,
eres tú la vida eterna,
el mañana amanecido
en este hoy de la espera.
6. Todo es bello, si eres
tú
la paz que en mí se
aposenta,
una caricia de amor
en la penumbra serena.
7. Serás mi Dios
cercanía,
mi silencio en tu
presencia,
comunión en simple estar,
envuelto en ternura inmensa.
Amén.
Guadalajara, Jalisco, martes
de la II semana del tiempo ordinario
17 enero 2017.
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