Tres victorias del Espíritu
“Os conviene que yo me vaya; porque si no
me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y
de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me
voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo
está condenado” (Jn 16,7-11, del Evangelio de hoy, martes de la VI semana de
Pascua)
Tres victorias del Espíritu
muestran el rostro de Cristo,
son cortejo de la Iglesia
y brillan en los
discípulos.
I
Tú, vencedor del pecado,
dejaste al mundo convicto,
Espíritu poderoso,
que ascendiste al Hijo
vivo.
La victoria de la fe
era triunfo de sencillos,
pecaban los que negaron,
y en la fe se vio el
prodigio.
Espíritu, santidad,
en fe luminoso abismo,
dame en la fe la verdad
que vea lo nunca visto.
II
Espíritu victorioso
y justicia de elegidos,
Jesús ha marchado al Padre
Y esa paz es la que pido.
Que la santa voluntad
en él toda se ha cumplido,
y como herencia ha dejado
memoria y fuego
prendidos.
Tú eres, Jesús, mi
sendero,
justicia ante el Compasivo,
ante el Padre muy amado
somos los justos contigo.
III
Espíritu que derrotas
todo poder enemigo,
no vence el mal en el
mundo,
que el mundo está de ti
ungido.
Que el mundo es el mundo
amado
y al mundo vino el envío,
por el seno de una Virgen
sellaste un pacto divino.
Espíritu de milagros,
que has creado el Paraíso,
hoy y siempre celebramos
que por siempre hayas
venido. Amén.
Guadalajara,
Jalisco, martes de la VI semana de Pascua,
23
mayo 2017.
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